¿Cuántas veces has sentido que tu mensaje no estaba conectando con las personas adecuadas?
¿Y quiénes son las personas adecuadas? – te preguntarás.
Yo lo tengo claro.
Las que valoran lo que haces y están dispuestas a pagar por ello.
Bye-bye, amantes de lo gratis.
Que consigas esa conexión es exactamente mi trabajo
Escribo para negocios de mujeres expertas en lo que hacen que quieren vender sus servicios sin sentirse como la teletienda.
Que quieren que les compren.
Soy Sol, copywriter + mamá de 2
¡Encantada de conocerte!
Pero esta de la foto no soy yo.
Bueno sí. Soy yo hace 4 años.
Era mamá de Cris (Javier no estaba en nuestros planes aún) y trabajaba como ingeniera de caminos en Madrid. En el Ministerio de Fomento.
No fue fácil llegar hasta allí, así que desde que aprobé la oposición nunca pensé en trabajar de otra cosa.
¡Y menos por mi cuenta!
Tampoco pensaba dejar Madrid.
He crecido muy cerquita de La Puerta de Toledo, El Rastro y el antiguo Vicente Calderón. Y allí lo hacía también mi hija a pocas manzanas de sus abuelos y tíos.
Pero volvamos a la foto.
Aquel año, en el tren de vuelta a casa más de una vez le pregunté a Google:
«¿Se puede vivir de escribir?»
¿Quizá quería cambiar algunas cosas de mi vida?
Fuera lo que fuera, no lo hice. Después de pasar años estudiando una oposición, esas cosas dan yuyu.
Pero de pronto, llegó una montaña rusa inesperada.
Un segundo embarazo que esperábamos para verano y terminó en un invierno frío. Aquel diciembre se volvió triste y gris.
Una llamada de mi marido para decirme “¿tú te plantearías dejar Madrid?”.
La primavera. Un susurro “Mamá, yo creo que el bebé ha vuelto a tu barriguita” y las ganas de, esta vez, poner la energía en lo importante.
La llegada de Javier en el agua mientras nuestra casa cruzaba el Atlántico en un barco.
La vida en Miami.
4 años después de esa foto y sin ninguna conexión con aquellas búsquedas en Google, lo hago:
Escribo y gano dinero con ello.


Soy Sol, copywriter + mamá de 2
¡Encantada de conocerte!
Pero esta de la foto no soy yo.
Bueno sí. Soy yo hace 4 años.
Era mamá de Cris (Javier no estaba en nuestros planes aún) y trabajaba como ingeniera de caminos en Madrid. En el Ministerio de Fomento.
No fue fácil llegar hasta allí, así que desde que aprobé la oposición nunca pensé en trabajar de otra cosa.
¡Y menos por mi cuenta!
Tampoco pensaba dejar Madrid.
He crecido muy cerquita de La Puerta de Toledo, El Rastro y el antiguo Vicente Calderón. Y allí lo hacía también mi hija a pocas manzanas de sus abuelos y tíos.
Pero volvamos a la foto.
Aquel año, en el tren de vuelta a casa más de una vez le pregunté a Google:
«¿Se puede vivir de escribir?»
¿Quizá quería cambiar algunas cosas de mi vida?
Fuera lo que fuera, no lo hice. Después de pasar años estudiando una oposición, esas cosas dan yuyu.
Pero de pronto, llegó una montaña rusa inesperada.
Un segundo embarazo que esperábamos para verano y terminó en un invierno frío. Aquel diciembre se volvió triste y gris.
Una llamada de mi marido para decirme “¿tú te plantearías dejar Madrid?”.
La primavera. Un susurro “Mamá, yo creo que el bebé ha vuelto a tu barriguita” y las ganas de, esta vez, poner la energía en lo importante.
La llegada de Javier en el agua mientras nuestra casa cruzaba el Atlántico en un barco.
La vida en Miami.
4 años después de esa foto y sin ninguna conexión con aquellas búsquedas en Google, lo hago:
Escribo y gano dinero con ello.
Sol, yo venía aquí a cotillear...
No lo llames cotilleo, llámalo el poder de las historias. Y las tuyas, también le interesan a tu cliente ideal.
Te cuento 10 cosas rándom sobre mí (desde que vivo en USA y calculo la distancia en millas, el peso en libras y mido en pulgadas, valoro más que nunca el sistema decimal).
1.
Me sé los diálogos de Mary Poppins de memoria. Durante las vacaciones de Navidad del año 1992 vi esa película 26 veces.
2.
Disfruto estudiando, investigando y analizando (3 cosas que comparten la ingeniería y el copywriting).
3.
Tengo 2 hijos y cada día me acuesto preguntándome si lo estoy haciendo bien. ¿Alguna pista?
4.
Cuando la temperatura baja de 15ºC en Florida tiene lugar un fenómeno llamado ”lluvia de iguanas”. Las pobres se quedan heladas y caen desde los árboles al suelo. Yo cada día me parezco más a las iguanas, me he vuelto más tropical que el Pirulo de Miko.
5.
Soy el número 7 en el eneagrama. Me gusta divertirme y mi cabeza no para de hacer planes que empiezo con muchas ganas pero que luego no tengo paciencia para llevarlos a cabo.
6.
Mi marido, antes de novio, fue mi mejor amigo. Eso hace que me avergüence de haber compartido con él algunos pensamientos (sobre todo relacionados con “otros”) pero gracias a conocernos tanto es el mejor compañero de vida que me puedo imaginar.
7.
Cuando me emociono, abro mucho los ojos y no parpadeo. Es un truco para que no se me note que tengo los ojos llenos de lágrimas (me pasa mucho).
8.
Me encantan las historias de brujas. O quizá las historias, de cualquier cosa.
9.
Hasta los 10 años puse muchas faltas de ortografía. Algo hizo click en mi cabeza entonces, porque las reglas se volvieron fáciles. Salvo iba (del verbo ir), que lo he escrito con “v” hasta la Universidad.
10.
Me llamo Sol. Ni Marisol, ni Sole. Tampoco Flor. De hecho, es más fácil que todo eso, ¿no? Porfa, no te equivoques porque me da mucha vergüenza corregir a la gente.
¿Quieres saber cómo transmitir tu mensaje y utilizar tus historias para conectar con tus clientes y vender en tu negocio?
Una vez me dijo mi padre que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque siempre se consigue
¿Y tú qué deseas?
Si tiene que ver con que tus clientes te compren (algo muy diferente a que tú les vendas), puedo ayudarte.
Deseos encontrados se llaman.
Tú pones el talento, la pasión y un montón de historias que nunca pensaste que podrían encajar con sentido en todo esto.
Yo pongo las preguntas para que me lo cuentes todo, la obsesión por entender bien lo que dices (y lo que no dices pero quieres decir) y ordeno las palabras.
Y juntas encontramos ese mensaje que funciona como un imán para las personas adecuadas.
¿Quieres que le pongamos a tu negocio las palabras que se merece?
Reserva 30 minutos para que charlemos y veamos si soy la persona indicada para ayudarte.